MÁS QUE AGENDAS CORTAS, SOLUCIONES DE FONDO
Una vez más la política, los medios de comunicación, concluyen un periodo de noticias, derechamente de malas noticias, sobre la seguridad ciudadana, con una receta conocida y recurrente, un proyecto de ley (que todos denominaremos agenda corta, mano dura, fast track antidelincuencia) que a juicio de los actores, o buena parte de ellos, constituirá un paso esencial, definitivo, en la lucha contra la inseguridad.
La oposición tampoco será muy novedosa y dirá que el proyecto es insuficiente, que es indispensable “una señal definitiva en contra del delito”, que desde que se “suprimió la pena de muerte”, la delincuencia campea, etc., etc.En fin las cosas han sido así, siguen siendo así, a partir de esta común solución nos debemos abocar al tratamiento legislativo de los proyectos que el gobierno envío, esencialmente reformas al código instrumental y al código de fondo, por cierto de ese tratamiento podrán discutirse cuestiones mejores o peores, útiles o inútiles, perfectibles o imperfectibles.Sin embargo, donde nadie puede confundirse, es pretendiendo que a partir de estas modificaciones, la problemática de la seguridad publica, tendrá un antes y un después. Sostener lo contrario, más allá de ser falso, se convierte en una mala indicación a la sociedad, pues como efecto concreto, se estará sembrando una nueva decepción, que el corto tiempo reproducirá el ciclo, y vendrá una nueva propuesta meramente formal.
Nuestra sociedad, especialmente, quienes hemos sido gobierno en estos últimos 16 años, hemos cometido un error recurrentemente, que si se pudiera ejemplarizar en una sola frase diría que consiste en “soluciones fáciles”, para un problema difícil, de causas profundas.Excluir del análisis de las causalidades que crean las inseguridad, es acientífico por una parte y especialmente demagógico, de aquel análisis nada bueno puede esperarse.Recientes estudios de la Fundación Paz Ciudadana, no discutidos que sepamos, demuestran palmariamente la ecuación casi perfecta entre delito – droga o bien droga – delito. Es cierto que nuestro país de mediados de los 90, aumentamos de manera sustancial los recursos para prevención (hoy el Conace, tiene un presupuesto de aprox. U$M 20, destinados esencialmente a prevención temprana), Pero también es cierto que en rehabilitación para el drogo – dependiente, se ha hecho poco, o casi nada, la cuestión se hace aún más grave si trata de analizar la oferta de rehabilitación para los infractores penales.De hecho, en esta lógica de no asumir los problemas reales o de fondo de la inseguridad cabe recordar aquí, que la ley que crea un nueva sistema de responsabilidad penal juvenil, tuvo que postergarse por un año, a mi juicio esencialmente y más que por la falta de infraestructura física por la casi absoluta ausencia de oferta de rehabilitación para los menores infractores drogo – dependientes.
Días atrás un funcionario del Conace nos anunciaba que para el presupuesto del 2007 se pretende ofrecer al 50% de los menores que entren al sistema penal juvenil, cursos de rehabilitación, es tan buena noticia, que soy sincero, cuesta creer sea posible se concrete tan rápidamente.Me he detenido brevemente, en el tema droga – delito, pero sin duda hay muchas causas reales de la inseguridad, que están allí y ojo aunque las olvidemos siempre a la hora de tratar la inseguridad, siempre seguirán allí.Mientras sigamos insistiendo como sociedad, en la torpe lógica, construida sobre la base de una oposición vociferante y una alianza gobernante débil para enfrentar el tema de fondo, poco avanzaremos.
Situemos el problema en su real dimensión, propongamos políticas públicas para enfrentar el fondo, sólo así estaremos contribuyendo a la mitigación de un problema real y que por cierto no es una creación comunicacional.
La oposición tampoco será muy novedosa y dirá que el proyecto es insuficiente, que es indispensable “una señal definitiva en contra del delito”, que desde que se “suprimió la pena de muerte”, la delincuencia campea, etc., etc.En fin las cosas han sido así, siguen siendo así, a partir de esta común solución nos debemos abocar al tratamiento legislativo de los proyectos que el gobierno envío, esencialmente reformas al código instrumental y al código de fondo, por cierto de ese tratamiento podrán discutirse cuestiones mejores o peores, útiles o inútiles, perfectibles o imperfectibles.Sin embargo, donde nadie puede confundirse, es pretendiendo que a partir de estas modificaciones, la problemática de la seguridad publica, tendrá un antes y un después. Sostener lo contrario, más allá de ser falso, se convierte en una mala indicación a la sociedad, pues como efecto concreto, se estará sembrando una nueva decepción, que el corto tiempo reproducirá el ciclo, y vendrá una nueva propuesta meramente formal.
Nuestra sociedad, especialmente, quienes hemos sido gobierno en estos últimos 16 años, hemos cometido un error recurrentemente, que si se pudiera ejemplarizar en una sola frase diría que consiste en “soluciones fáciles”, para un problema difícil, de causas profundas.Excluir del análisis de las causalidades que crean las inseguridad, es acientífico por una parte y especialmente demagógico, de aquel análisis nada bueno puede esperarse.Recientes estudios de la Fundación Paz Ciudadana, no discutidos que sepamos, demuestran palmariamente la ecuación casi perfecta entre delito – droga o bien droga – delito. Es cierto que nuestro país de mediados de los 90, aumentamos de manera sustancial los recursos para prevención (hoy el Conace, tiene un presupuesto de aprox. U$M 20, destinados esencialmente a prevención temprana), Pero también es cierto que en rehabilitación para el drogo – dependiente, se ha hecho poco, o casi nada, la cuestión se hace aún más grave si trata de analizar la oferta de rehabilitación para los infractores penales.De hecho, en esta lógica de no asumir los problemas reales o de fondo de la inseguridad cabe recordar aquí, que la ley que crea un nueva sistema de responsabilidad penal juvenil, tuvo que postergarse por un año, a mi juicio esencialmente y más que por la falta de infraestructura física por la casi absoluta ausencia de oferta de rehabilitación para los menores infractores drogo – dependientes.
Días atrás un funcionario del Conace nos anunciaba que para el presupuesto del 2007 se pretende ofrecer al 50% de los menores que entren al sistema penal juvenil, cursos de rehabilitación, es tan buena noticia, que soy sincero, cuesta creer sea posible se concrete tan rápidamente.Me he detenido brevemente, en el tema droga – delito, pero sin duda hay muchas causas reales de la inseguridad, que están allí y ojo aunque las olvidemos siempre a la hora de tratar la inseguridad, siempre seguirán allí.Mientras sigamos insistiendo como sociedad, en la torpe lógica, construida sobre la base de una oposición vociferante y una alianza gobernante débil para enfrentar el tema de fondo, poco avanzaremos.
Situemos el problema en su real dimensión, propongamos políticas públicas para enfrentar el fondo, sólo así estaremos contribuyendo a la mitigación de un problema real y que por cierto no es una creación comunicacional.