Mi Opinión

11 octubre, 2012

Intervención en discurso a don Sergio Livingstone P

Saludos


A nombre de la bancada DC, para mí es un genuino honor hablar en este homenaje que el Parlamento rinde a don Sergio Livingstone Pohlhammer.


Acaso fue en los patios, de maicillo, en esa época del ya casi bicentenario Colegio San Ignacio, donde don Sergio dio sus primeros pasos en lo que sería su muy notable carrera deportiva.

Allí probablemente como todos lo que han optado por el duro puesto de portero, como el solía el nombrarlo, supo de rodillas y codos heridos y de retos maternos por graves perjuicios al uniforme, recuérdese lo que era el crudo maicillo en particular en el helado invierno santiaguino.

Allí también desde el muchas veces solitario arco aprendió a construir comunidad, sentido de equipo, virtud que con los años le valiera tantos amigos y compañeros de trabajo que valoraban su caballerosidad y forma de ser.

En los mismos patios y aulas más de alguna vez debe haber sentido retos, consejos y felicitaciones, entre ellos de; Alberto Hurtado Cruchaga, hoy San Alberto “Tu me lo diste a ti te lo torno”, “en todo amar y servir”. Que duda cabe que don Sergio puso en su vida profesional esfuerzo cotidiano en  intentar cumplir dichas máximas de Ignacio de Loyola. Que duda cabe que los dones que recibió muchas veces los devolvió con generosidad y gratitud, haciendo felices a muchos.

Que duda cabe que hizo del amor al prójimo y del servicio, una actitud permanente, que duda cabe que buena parte del reconocimiento que hoy recibe se funda en dicha forma de enfrentar la vida.

Don Sergio podía criticar, ser severo en el análisis, sin descalificar, sin discriminar arbitrariamente, podía disentir sin ignorar, podía reír sin burlarse.

De deportista de excelencia, de triunfador en Chile y en la república de Avellaneda, transito casi sin darnos cuenta, a un gran profesional del periodismo deportivo, paso también, casi sin darnos cuenta de la radio telefonía a la televisión, formo parte de unos los principales orgullos de la comunicación chilena, el canal público de TV, no tuvo nunca otra casa en ese mundo.

Pero más que nada y antes que nada don Sergio fue un gran ser humano, y por aquello es que siempre lo recordaremos.

Don Sergio, déjeme contarle para que anoté en el riguroso cuaderno, que con seguridad lleva consigo, que el fin de semana recién pasado el equipo de sus raíces y que lo formó, ganó en La Serena, con esfuerzo, y la U, sí los herederos del ballet azul que tanto admiró, hicieron un gran partido en Copiapó.

Don Sergio ahora cuando se encuentre con su maestro de la adolescencia, que duda cabe podrá resumirle sus 92 años con un “contento Señor contento”.

Muchas Gracias