UN PRESIDENTE A TIEMPO PARCIAL
La Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado, establece que una serie de autoridades deben hacer cada cuatro años una declaración de intereses y de patrimonio. Entre estas autoridades, está el Presidente de la República.
La declaración de intereses debe contener “la individualización de las actividades profesionales y económicas en que participe la autoridad o el funcionario”.
La misma ley establece que contraviene el principio de probidad, intervenir en razón de sus funciones, en asuntos en que se tenga interés personal y participar en decisiones en que exista cualquier circunstancia que le reste imparcialidad. De acuerdo a la Constitución, al Presidente de la República le corresponde “gobernar y administrar” (artículo 24). Con él se relacionan o dependen todos los órganos de la administración del Estado, entre los cuales se encuentran los Ministerios, los servicios públicos, las empresas públicas creadas por ley.
El Presidente debe proponer a los once miembros del Consejo Nacional de Televisión. Uno lo designa libremente y los otros diez, con acuerdo del Senado. También propone a los miembros del Directorio de Televisión Nacional de Chile al Senado.
Todo el transporte aéreo en el país está bajo la tutela del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones.
La pregunta es cómo se puede ser Presidente de un país y tomar decisiones si hay intereses en todas las áreas en que tiene que intervenir. A menos que se esté pensando en un Presidente de tiempo parcial. Es decir, con posibilidad de involucrarse en unas decisiones e inhabilitarse en otras. ¿Es eso posible? Cuando un Presidente con intereses económicos en el sector del transporte aéreo, designe al Ministro de Transportes, en qué estará pensando. O cuándo proponga a los miembros del Consejo Nacional de Televisión o de Televisión Nacional. O cuando designe al Superintendente de Valores, encargado de fiscalizar a todas las empresas en que tiene intereses económicos.
Los Presidentes de Chile no han sido nunca Presidentes a tiempo parcial. Hasta el propio Pinochet creó el cargo de Vicecomandante en Jefe para sustraerse de la tarea ordinaria del Ejército, cuando él era el Comandante en Jefe. Los otros presidentes no han tenido esos conflictos económicos. Jorge Alessandri fue antes de ocupar el cargo de Presidente de la República y después que lo dejó, Presidente de la Papelera. Pero era una sola área de conflicto. Por lo demás jamás tuvo antecedentes de conflictos de intereses.
Es la dificultad de elegir a un Presidente con demasiados intereses económicos. La prensa nos informa que Sebastián Piñera no se estaba deshaciendo de la propiedad de Lan con la venta de acciones de la Axxion, si no aumentar la base de accionistas para dar mayor liquidez a la acción. Así las cosas, cada minuto que pase sin solucionarse de manera pública y transparente esta situación de conflicto, se nos pone a los chilenos en una disyuntiva muy compleja.
Que una persona en base a su empeño, inteligencia, haya construido un importante patrimonio, causa respeto, pero si esa misma persona aspira y legítimamente a la Presidencia de la República, debe resolver toda área de eventual conflicto. Aquello esta pendiente y es urgente resolverlo ahora ya. No es una cuestión que pueda postergarse a una futura ley, cuyo trámite ha resultado farragoso y para nada consensual.
La declaración de intereses debe contener “la individualización de las actividades profesionales y económicas en que participe la autoridad o el funcionario”.
La misma ley establece que contraviene el principio de probidad, intervenir en razón de sus funciones, en asuntos en que se tenga interés personal y participar en decisiones en que exista cualquier circunstancia que le reste imparcialidad. De acuerdo a la Constitución, al Presidente de la República le corresponde “gobernar y administrar” (artículo 24). Con él se relacionan o dependen todos los órganos de la administración del Estado, entre los cuales se encuentran los Ministerios, los servicios públicos, las empresas públicas creadas por ley.
El Presidente debe proponer a los once miembros del Consejo Nacional de Televisión. Uno lo designa libremente y los otros diez, con acuerdo del Senado. También propone a los miembros del Directorio de Televisión Nacional de Chile al Senado.
Todo el transporte aéreo en el país está bajo la tutela del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones.
La pregunta es cómo se puede ser Presidente de un país y tomar decisiones si hay intereses en todas las áreas en que tiene que intervenir. A menos que se esté pensando en un Presidente de tiempo parcial. Es decir, con posibilidad de involucrarse en unas decisiones e inhabilitarse en otras. ¿Es eso posible? Cuando un Presidente con intereses económicos en el sector del transporte aéreo, designe al Ministro de Transportes, en qué estará pensando. O cuándo proponga a los miembros del Consejo Nacional de Televisión o de Televisión Nacional. O cuando designe al Superintendente de Valores, encargado de fiscalizar a todas las empresas en que tiene intereses económicos.
Los Presidentes de Chile no han sido nunca Presidentes a tiempo parcial. Hasta el propio Pinochet creó el cargo de Vicecomandante en Jefe para sustraerse de la tarea ordinaria del Ejército, cuando él era el Comandante en Jefe. Los otros presidentes no han tenido esos conflictos económicos. Jorge Alessandri fue antes de ocupar el cargo de Presidente de la República y después que lo dejó, Presidente de la Papelera. Pero era una sola área de conflicto. Por lo demás jamás tuvo antecedentes de conflictos de intereses.
Es la dificultad de elegir a un Presidente con demasiados intereses económicos. La prensa nos informa que Sebastián Piñera no se estaba deshaciendo de la propiedad de Lan con la venta de acciones de la Axxion, si no aumentar la base de accionistas para dar mayor liquidez a la acción. Así las cosas, cada minuto que pase sin solucionarse de manera pública y transparente esta situación de conflicto, se nos pone a los chilenos en una disyuntiva muy compleja.
Que una persona en base a su empeño, inteligencia, haya construido un importante patrimonio, causa respeto, pero si esa misma persona aspira y legítimamente a la Presidencia de la República, debe resolver toda área de eventual conflicto. Aquello esta pendiente y es urgente resolverlo ahora ya. No es una cuestión que pueda postergarse a una futura ley, cuyo trámite ha resultado farragoso y para nada consensual.