La Selección Chilena
Y Alfieri seguirá soñando con la foto del asombro, así titulaba el gráfico en su edición Nº 2960 del 30 de junio de hace 30 años, a propósito de la jubilación de su fotógrafo más emblemático, varias veces citado, en el libro que hoy comentamos.
Muy probablemente en el titular traído a la colación, esta la mano de Héctor Vega Onesíme, esa pluma que gusta de rescatar, aún en una frase, el aspecto humano del actor, esa pluma que se esmera en permitir al lector, entender el mensaje, rescatar aún desde el dolor, desde las miserias humanas, una lección, una esperanza, o como nos recuerda Héctor en un artículo para la revista Mensaje, a propósito de “lo trascendente”, ahora hace muy poco, en junio del 2006, indagando en el gran Jorge Luis Borges; “en todo casual encuentro una cita, en toda humillación una penitencia, en todo fracaso una misteriosa victoria”.
Elegí dos momentos del trabajo periodístico de Héctor Vega Onesíme, 30 años entre uno y otro, diferentes, muy diferentes, pero una matriz común, creatividad y un talante optimista, de esperanza en el ser humano, de fé en su actuar.
En los diversos testimonios que recoge el libro, viene uno de Fernando Carvallo, que de inmediato me trajo recuerdos personales, al igual que Fernando, unos años después, fui lector del gráfico desde comienzos de los 70, también escuchaba por onda corta las radios argentinas y destinaba tiempo en repetir alineaciones. Si tenía dos marcadas diferencias con quien da este testimonio, a Fernando lo acompañaba su Padre en esa pasión, en mi caso mi Padre miraba con cierto horror mi destino, la otra diferencia, yo era más bien un teórico del football, pues a la hora de jugar era más entusiasmo que calidad. Quien hace los recuerdos de Héctor, ha sido uno de los jugadores más dotados técnicamente que ha dado el football chileno.
La Selección Chilena, como su nombre lo indica, se refiere esencialmente a lo que ha sido el paso profesional de Vega Onesíme, por esta tierra, sin embargo, como es natural esa historia esta cruzada por su nacionalidad y por su muy notable expedición en la prensa deportiva argentina.
Debo reconocer que para este inusual comentarista de un libro de naturaleza y esencia deportiva, es más fácil ver al autor desde esa etapa de su vida profesional. Como les contaba, leía el gráfico, antes semanalmente, ahora mensualmente, desde comienzos de los 70, entonces pude ir viendo como Vega Onesíme, iba subiendo, en los créditos que cada edición de la revista traía en la 1° página, hasta llegar a la dirección del semanario.
Es cierto que como lector de la revista, siempre tenía la secreta esperanza de encontrar alguna nota relacionada con el deporte chileno, esperanzas muy pocas veces consumada, es cierto también que me sabía al detalle que Gatti salió de River, para dar paso a Hugo Carballo, pero que este jamás se consolidó, como años más tarde lo hacía en la U, y siempre en River debía alternar con Perico Pérez y Barisio, mi Padre seguía mirando con horror tanta sabiduría.
Pero más que todo lo anterior con los años fui dimensionando el valor de un gran semanario deportivo, que a los futboleros, de manera prolija y entretenida, nos ponía al día en un mundo, sin Fox, sin ESPN, sin Internet. En esa construcción periodística Héctor cumplió un rol esencial.
Debo reconocer que la etapa chilena, la he descubierto, en mucho de sus aspectos, en sus éxitos, en sus fracasos con ocasión de la lectura del libro. Desde luego su paso por La Nación me lo salté, no por él, ni el muy brillante equipo que comandó. Sucede que para mí en esa época, joven dirigente político, era duro comprar el vocero oficial de la dictadura, debo reconocer, que aún en democracia, me sigue costando comprar ese diario.
Sin duda “Selección Chilena” permite, a lo menos para mí, rescatar una parte ignota, de una notable labor profesional, más bien me arrepiento de haberme saltado esa etapa, que tal como se relata, fue una gran escuela para muchos que hoy marcan el periodismo deportivo, donde por cierto la capacidad profesional del autor estuvo omnipresente.
Leí con entusiasmo el fin de semana el libro, tal vez por aquello sea necesario madurar un poco más el análisis definitivo, me queda una sensación, hay allí un dejo de dolor por la imposibilidad de no haber podido construir, en la experiencia chilena, una carta de navegación más de largo plazo, una impronta permanente, como aquella del gráfico, hubo oportunidades, pero todas se interrumpieron, las causas de eso se insinúan tenuemente, lo que deja al lector en una amplia gama de interpretaciones, yo aún no tengo la mía, quizás esa interrogante sin una respuesta univoca tal vez justifique un nuevo libro
Recomiendo su lectura, entretiene, hace pensar y elucubrar.
Muy probablemente en el titular traído a la colación, esta la mano de Héctor Vega Onesíme, esa pluma que gusta de rescatar, aún en una frase, el aspecto humano del actor, esa pluma que se esmera en permitir al lector, entender el mensaje, rescatar aún desde el dolor, desde las miserias humanas, una lección, una esperanza, o como nos recuerda Héctor en un artículo para la revista Mensaje, a propósito de “lo trascendente”, ahora hace muy poco, en junio del 2006, indagando en el gran Jorge Luis Borges; “en todo casual encuentro una cita, en toda humillación una penitencia, en todo fracaso una misteriosa victoria”.
Elegí dos momentos del trabajo periodístico de Héctor Vega Onesíme, 30 años entre uno y otro, diferentes, muy diferentes, pero una matriz común, creatividad y un talante optimista, de esperanza en el ser humano, de fé en su actuar.
En los diversos testimonios que recoge el libro, viene uno de Fernando Carvallo, que de inmediato me trajo recuerdos personales, al igual que Fernando, unos años después, fui lector del gráfico desde comienzos de los 70, también escuchaba por onda corta las radios argentinas y destinaba tiempo en repetir alineaciones. Si tenía dos marcadas diferencias con quien da este testimonio, a Fernando lo acompañaba su Padre en esa pasión, en mi caso mi Padre miraba con cierto horror mi destino, la otra diferencia, yo era más bien un teórico del football, pues a la hora de jugar era más entusiasmo que calidad. Quien hace los recuerdos de Héctor, ha sido uno de los jugadores más dotados técnicamente que ha dado el football chileno.
La Selección Chilena, como su nombre lo indica, se refiere esencialmente a lo que ha sido el paso profesional de Vega Onesíme, por esta tierra, sin embargo, como es natural esa historia esta cruzada por su nacionalidad y por su muy notable expedición en la prensa deportiva argentina.
Debo reconocer que para este inusual comentarista de un libro de naturaleza y esencia deportiva, es más fácil ver al autor desde esa etapa de su vida profesional. Como les contaba, leía el gráfico, antes semanalmente, ahora mensualmente, desde comienzos de los 70, entonces pude ir viendo como Vega Onesíme, iba subiendo, en los créditos que cada edición de la revista traía en la 1° página, hasta llegar a la dirección del semanario.
Es cierto que como lector de la revista, siempre tenía la secreta esperanza de encontrar alguna nota relacionada con el deporte chileno, esperanzas muy pocas veces consumada, es cierto también que me sabía al detalle que Gatti salió de River, para dar paso a Hugo Carballo, pero que este jamás se consolidó, como años más tarde lo hacía en la U, y siempre en River debía alternar con Perico Pérez y Barisio, mi Padre seguía mirando con horror tanta sabiduría.
Pero más que todo lo anterior con los años fui dimensionando el valor de un gran semanario deportivo, que a los futboleros, de manera prolija y entretenida, nos ponía al día en un mundo, sin Fox, sin ESPN, sin Internet. En esa construcción periodística Héctor cumplió un rol esencial.
Debo reconocer que la etapa chilena, la he descubierto, en mucho de sus aspectos, en sus éxitos, en sus fracasos con ocasión de la lectura del libro. Desde luego su paso por La Nación me lo salté, no por él, ni el muy brillante equipo que comandó. Sucede que para mí en esa época, joven dirigente político, era duro comprar el vocero oficial de la dictadura, debo reconocer, que aún en democracia, me sigue costando comprar ese diario.
Sin duda “Selección Chilena” permite, a lo menos para mí, rescatar una parte ignota, de una notable labor profesional, más bien me arrepiento de haberme saltado esa etapa, que tal como se relata, fue una gran escuela para muchos que hoy marcan el periodismo deportivo, donde por cierto la capacidad profesional del autor estuvo omnipresente.
Leí con entusiasmo el fin de semana el libro, tal vez por aquello sea necesario madurar un poco más el análisis definitivo, me queda una sensación, hay allí un dejo de dolor por la imposibilidad de no haber podido construir, en la experiencia chilena, una carta de navegación más de largo plazo, una impronta permanente, como aquella del gráfico, hubo oportunidades, pero todas se interrumpieron, las causas de eso se insinúan tenuemente, lo que deja al lector en una amplia gama de interpretaciones, yo aún no tengo la mía, quizás esa interrogante sin una respuesta univoca tal vez justifique un nuevo libro
Recomiendo su lectura, entretiene, hace pensar y elucubrar.
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