Donde nada florece de Ingrid Noll
“Puedes cerrar los ojos a la realidad, más no al recuerdo”, es una de las varias citas literarias que el lector descubre o redescubre tras la lectura de “Donde nada florece”. El título en parte su narrativa puede hacer concluir que se trata de una novela de dolor y penas. En parte es así, pero no esencialmente. Es de amor, más bien de búsqueda de amor, entendiendo dicha acción humana como lo más esencial en la construcción de relaciones. Ingrid Noll cerca de los 80 años es capaz de entregarnos una novela de amores y desamores, entretenida y posible, donde la pequeñez y las grandezas se construyen con realismo cotidiano, la historia, más allá de sus particularidades, puede pasar aquí o allá.